El ser humano siempre ha necesitado de estructuras que lo protejan de las inclemencias del clima mientras realiza las actividades habituales. Por tanto, estas deben tener condiciones que le ofrezcan seguridad y protección, de ahí que ejecutar periódicamente mantenimiento a las fachadas de los edificios contribuye con este propósito.
¿Qué es un edificio y en qué consiste su mantenimiento?
Un edificio es una estructura de grandes dimensiones que es fabricada con materiales que puedan resistir el paso del tiempo y los cambios de clima sin mayores inconvenientes. Su principal objetivo es funcionar como vivienda para el hombre o servir de área para desarrollar otras actividades.
En este sentido, es imprescindible verificar cada cierto tiempo el estado en el que se encuentran las instalaciones del edificio (ascensores, sistema eléctrico, espacios de control y regulación de la temperatura, entradas y salidas, entre otros).
Asimismo, es fundamental realizar acciones para mantener el grupo de caras exteriores del edificio, bien sea frontal, lateral o trasera. En este punto conviene destacar que la fachada tiene como función proteger la estructura de los estados del clima, por lo que en su construcción se utilizan diversas aislaciones térmicas.
Es por ello que las edificaciones actuales han sido hechas con muros exteriores que, cuando están en buenas condiciones, evitan que sus habitantes pasen mucho frío durante el invierno o sufran de un calor exagerado en los meses de verano, esto además contribuye con el ahorro energético, ya que la temperatura se encuentra bien distribuida.
Por estas razones, es necesario tomar acciones para conservar o restaurar las fachadas, pues solo así puede cumplir con las funciones antes descritas. En tal sentido, el mantenimiento es preventivo o correctivo, según sea su finalidad, lo ideal es que se prevengan accidentes que pongan en peligro la vida de los propietarios.
¿Por qué es importante revisar las fachadas?
Entre las razones que justifican la revisión de las fachadas se pueden mencionar las siguientes:
- Para detectar cualquier patología en su estructura.
- Permite tener viviendas más seguras y rentables.
- Aseguran un buen funcionamiento
- Se ahorra dinero pues se previenen daños más graves.
- Permiten buscar soluciones para controlar las agresiones de los fenómenos climáticos.
- Se evitan posibles accidentes ocasionados por desprendimientos de la estructura.
- Pueden eliminarse filtraciones y grietas que dañan y afean las paredes.
- Se preserva la envolvente de la edificación.
Aspectos a considerar en el mantenimiento de la fachada de un edificio
El mantenimiento de la parte exterior de un edificio debe ser realizado por un grupo de profesionales de la materia, pues solo así se obtendrán los resultados esperados. Estos especialistas son los encargados de elaborar un informe previo en el que se incluye:
- Croquis de los paramentos externos con fotografías donde se evidencie el estado de las instalaciones, las zonas dañadas y las posibles patologías.
- Estudio de la situación en la que se encuentran los anclajes, sujeciones y otras partes salientes del edificio.
- Análisis técnico de la estructura interior de la fachada donde se visualicen aquellos detalles que no pueden observarse a simple vista.
Una vez que los propietarios del edificio posean el informe detallado de las características que posee la fachada, pueden optar por contratar una empresa para su reparación o solicitar una ayuda gubernamental para solventar la problemática encontrada.
Por último, queremos hacer notar que, aunque por lo general se presta mayor atención a las fachadas frontales por ser las que dan directamente a las calles, también es conveniente revisar periódicamente las que se encuentra a los lados del edificio y en la parte posterior con la finalidad de hacerle mantenimiento, así este no sea con la misma frecuencia del que se realiza a la del frente.