La rehabilitación de una fachada antigua va mucho más allá de una simple capa de pintura: es un proceso integral que combina respeto por el patrimonio, cumplimiento normativo y técnicas constructivas especializadas. Cuando decides restaurar la piel exterior de tu edificio, estás protegiendo su valor histórico y estético, garantizando su durabilidad y mejorando su eficiencia energética. En este artículo descubrirás las normativas clave que debes tener en cuenta y los pasos esenciales para llevar a cabo una rehabilitación impecable, manteniendo siempre tu visión y la seguridad de todos los implicados.

Importancia de rehabilitar fachadas antiguas

Rehabilitar fachadas antiguas no es simplemente un trámite estético: es una inversión que trasciende la apariencia para tocar el corazón de la ciudad y de sus habitantes. Cuando restauras su exterior, estás devolviendo a tu edificio la dignidad que merece, preservando elementos únicos como molduras, cornisas, herrajes originales o piezas cerámicas que hablan de épocas y artesanos pasados. Ese respeto al patrimonio no solo fortalece el sentido de pertenencia de los vecinos, sino que también contribuye a la cohesión social y al atractivo turístico de tu barrio. Cada detalle recuperado—un aplacado de piedra recuperado, un mortero de cal que permite la transpiración del paramento, colores fieles a su proyecto original—es una página viva de la historia urbana que tú ayudas a conservar.

Pero más allá del valor cultural, las fachadas cumplen un papel vital en la habitabilidad del edificio. Actúan como la primera línea de defensa frente a la intemperie, controlando filtraciones de agua, corrientes de aire y pérdidas térmicas. Con el tiempo, la lluvia depositada en grietas sin tratar, la polución atmosférica agrietando el recubrimiento y las oscilaciones térmicas abriendo pequeñas fisuras, generan daños que a menudo pasan desapercibidos hasta que el problema es grave: humedades invasivas que estropean el yeso interior, moho que deteriora la salud de los ocupantes o aislamientos obsoletos que multiplican la factura energética. Al no intervenir de forma preventiva, estos fenómenos acaban socavando la estructura misma del muro, pudiendo derivar en costosas reparaciones profundas o, peor aún, riesgos de desplome en zonas muy dañadas.

Por ello, una rehabilitación bien planificada devuelve no solo belleza y solidez, sino también confort y eficiencia. Al instalar sistemas de aislamiento térmico exterior o reparar los aplacados con materiales transpirables, se restablece la estanqueidad y se mejora el microclima interior, reduciendo el consumo de calefacción y aire acondicionado. A su vez, incrementas el valor de mercado de la propiedad: los compradores e inversores valoran cada vez más los edificios energéticamente eficientes y arquitectónicamente singulares. En definitiva, rehabilitar tu fachada es garantizar salud, seguridad y ahorro para quienes viven o trabajan en tu edificio, al mismo tiempo que honras la memoria colectiva de tu entorno.

Normativa vigente para la rehabilitación de fachadas

Antes de levantar ni un andamio, debes conocer el marco legal que regula las intervenciones en fachadas, especialmente en edificios protegidos. Los puntos clave son:

Permisos y licencias: gestiones imprescindibles

Para legalizar la obra, sigue estos pasos:

  1. Proyecto técnico
    Encarga un proyecto de rehabilitación a un técnico competente (arquitecto o aparejador). Este documento recogerá diagnóstico, memoria de actuaciones, planos de montaje de andamios y medidas de seguridad.
  2. Licencia de obra
    Solicita en el ayuntamiento la licencia de obra mayor o menor según alcance. La obra menor cubre mantenimientos puntuales; la mayor, intervenciones que modifiquen la estructura o el aspecto exterior.
  3. Comunicación a la comunidad de propietarios
    Si la fachada pertenece a una comunidad, convoca junta y aprueba el presupuesto y licencias. Es requisito legal obtener el visto bueno de la mayoría establecida en los estatutos.
  4. Permiso de ocupación de vía pública
    Si el andamio invade acera, tramita la autorización para colocar peanas y vallas, abonando la tasa correspondiente.

Diagnóstico y documentación previa

Antes de actuar, es esencial realizar un estudio detallado:

Este dossier te permitirá cuantificar el alcance de la intervención, priorizar zonas críticas y precisar materiales y técnicas a emplear.

Selección de materiales y técnicas compatibles

La clave para una rehabilitación duradera es usar materiales que “respeten” al original y aporten prestaciones modernas:

La elección depende de nivel de protección, presupuesto y grado de conservación de los paramentos originales.

Pasos esenciales en la intervención

Una vez tengas el proyecto, licencias y materiales, sigue este protocolo:

  1. Montaje de andamiaje y señalización
    Instala andamios homologados, protegiendo aceras con mallas y señalética preventiva.
  2. Desmontaje y limpieza
    Retira revestimientos deteriorados, pinturas y mortero suelto. Usa chorro de arena o máquinas ligeras según fragilidad del paramento.
  3. Reparación de fisuras y fisuraciones
    Inyecta lechada de cal o resinas estabilizadoras en grietas estructurales, y refuerza con fibra de carbono si lo indica el técnico.
  4. Rehabilitación de elementos singulares
    Cornisas, molduras y elementos decorativos requieren restauración manual: limpieza química, sellado de juntas y reposición de piezas faltantes.
  5. Aplicación del mortero o sistema elegido
    Proyecta o aplica el mortero de base, instala el aislamiento si procede (SATE), fija anclajes para aplacados y coloca la capa de acabado (pintura, piedra, cerámica).
  6. Sellado de encuentros y juntas
    Usa silicona neutra o masillas elásticas en encuentros con carpinterías, pretiles y bajantes para garantizar estanqueidad total.
  7. Pruebas de estanqueidad y control de calidad
    Realiza simulacros de lluvia o pruebas de estanqueidad localizadas, revisa repintes y corrige desviaciones antes de desmontar el andamiaje.

Mantenimiento y vigilancia a largo plazo

Una fachada rehabilitada requiere un plan de mantenimiento:

Un mantenimiento sistemático evita intervenciones mayores y garantiza la conservación de la estética y la seguridad.

 

Rehabilita tu fachada de mano de Dos-G

Rehabilitar una fachada antigua con rigor normativo y respeto patrimonial es la mejor inversión para asegurar la longevidad, la eficiencia energética y el atractivo de tu edificio. Siguiendo las normativas, obteniendo las licencias pertinentes y aplicando técnicas y materiales compatibles, podrás transformar la piel de tu inmueble sin perder su esencia original.

Si buscas un equipo con experiencia en Dos-G, capaz de gestionar todo el proceso, desde el diagnóstico hasta el mantenimiento, no dudes en contactarnos. Con soluciones a medida, garantizamos una rehabilitación integral que supera tus expectativas y cumple con todas las exigencias legales.

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